La Formación Profesional sigue siendo además de una gran desconocida, la hermana pobre de la educación post obligatoria. Seguimos viendo la Formación Profesional como la última salida a los alumnos que no sacan buenas notas en la secundaria, de hecho es la opción que se les da a muchos alumnos en 4º de la ESO, cuando sus tutores les dicen cosas como “no te vemos capacitado para realizar un bachillerato o ir a la Universidad”.
Esto tiene que cambiar, la Formación Profesional no es, ni ha de ser, un cajón de sastre donde acuden alumnos que no saben qué hacer con su vida, porque alguien les dijo que no valían. Con 15 años es difícil que tengan claro sus objetivos, metas o capacidades, pero el sistema educativo se empeña en que con 15 años decidan a que van a dedicar su futuro profesional, teniendo en cuenta únicamente su expediente académico.
La Formación Profesional lucha, día a día, por esos alumnos que llegan a ella pensado que están ahí porque no valen para otra cosa, con alentarles para que se sigan formando, para que adquieran esas competencias y habilidades que les han dicho que no tienen, y para que entiendan que la vida es muy larga y que van a tener que formarse y estudiar a lo largo de toda su vida.
La Formación Profesional actual no es una “escuela de oficios”, hace mucho más que eso, forma profesionales con unas competencias concretas que les habilitan o cualifican para ejercer una profesión. No solo busca que sepan hacer algo, se busca, que saquen a flote sus habilidades y que adquieran otras, que aprendan a aprender y sobre todo que cambien su “actitud” hacia ese futuro que para todos es incierto y para muchos es muy negro, por ese lastre que arrastran los que llegaron a la Formación Profesional por la idea de que no valían para otra cosa.
Estos días se está hablando de la nueva ley de Formación Profesional, que busca en palabras de la Ministra Celaa “hacer un lifting” a este tipo de formación. Todavía no sabemos en qué quedará, se habla de mayor implicación de las empresas, con compromiso de contratación, de crear Masters para titulados en ciclos superiores, y de facilitar el tránsito de los ciclos superiores a la universidad.
Todo esto está muy bien, pero hasta que no quitemos el lastre social de ver a la Formación Profesional como la opción para los menos capacitados, seguirá siendo el segundo plato, o la opción menos mala para muchos de nuestros jóvenes.
Necesitamos que se vea como una educación especializada, a la que acuden, no sólo alumnos “descartados” para acceder a la universidad, sino la que muchos escogen para desarrollar su vocación. De hecho, muchos de nuestros estudiantes, son adultos con otros estudios, incluso superiores, que en un momento de su vida deciden intentar o dar un cambio, y estudiar eso que siempre les gustó.
Sólo recordar que la actual Formación Profesional tiene 26 familias profesionales, y en ella se prepara a profesionales para que adquieran las competencias para trabajar en cosas tan dispares, y tan importantes e interesantes como integrador social, entrenador deportivo, diseñador gráfico, decorador, especialistas en energías renovables, técnico en Comercio Internacional o Logística y transporte.
En Escuela Nexian somos conscientes de ello, y no sólo enseñamos a hacer, sino que preparamos profesionales en el mundo del Comercio Internacional, el Transporte y la Logística, y por descontado personas con las capacidades profesionales necesarias para adaptarse y seguir formándose para las profesiones que nos esperan en el futuro.
Esther Olavarrieta López
Docente Comercio Internacional
Escuela Nexian